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Autos chocolate 1999-2021: ¿Factor de impacto en la ventas?

Los “autos chocolate” o “autos chuecos” están en la agenda inmediata, aunque no es la primera vez que ocurre. Desde 1978 se han emitido alrededor de 15 decretos en los que se ha permitido la libre importación de automóviles extranjeros, aquellos que son considerados como por debajo de las normas legales, principalmente en los estados fronterizos. ¿Qué efecto han tenido en el mercado automotriz?

Históricamente han ocurrido diversos eventos a nivel local y global que han incidido en la venta de autos en el país, como ha sido el caso de la pandemia, que provocó un trastorno no solo a nivel social y sanitario, sino también directamente en la economía y la industria. En México, en particular, han ocurrido dos episodios que incidieron en la historia reciente del sector automotriz, en el que se encuentran involucrados este tipo de vehículos. 

Una serie de eventos

De acuerdo con una investigación del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) para la Cámara de Diputados, fechado en 2004, el número de “autos chocolate” que circulaban en el país en 1992 se estimaba entre 600 mil y 700 mil unidades, pero para el año 2001 circulaban entre 1.5 y 2.5 millones de vehículos con estas características. Esto en cuanto a vehículos ligeros. Los transportes de carga y pasajeros estaban también incluidos: a fines de 2001, se estimaba que alrededor de 90,000 eran ilegales. En 2004 se calculaba que para entonces anualmente ingresaban alrededor de 725,000 unidades al país, conducidos por migrantes mexicanos que regresaban de visita; de esta cifra de vehículos, 25% se quedaban de manera permanente en los estados fronterizos.

Una de las razones que se ha esgrimido para tolerarlos ha sido la difícil situación económica del sector agropecuario, quienes difícilmente han tenido acceso a financiamiento automotriz, por lo que organizaciones campesinas han sido históricamente las principales promotoras de su legalización, quienes encabezan las demandas de miles de personas con temor a que les decomisen sus vehículos por parte de las autoridades. 

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El 27 de diciembre del 2000 fue aprobada en la Cámara de Diputados la “Ley para la Inscripción de Vehículos de Procedencia Extranjera”, que contemplaba la posibilidad de regularizar los vehículos modelos 1970 hasta 1993 y que hubieran sido ingresados de manera territorio nacional hasta octubre del 2000. Los modelos tolerados fueron principalmente pickups y vagonetas con capacidad de hasta 12 pasajeros, y aquellos destinados a transporte público, con movilidad en estados fronterizos. Los propietarios debían pagar la tenencia a partir del año 2001. Los vehículos deportivos, de lujo y campers estaban excluidos. 

Pero si bien se entendía que la demanda era motivada por su relación de bajo costo en relación con el mercado de autos usados y nuevos en el país, también se reconocía que la mayoría de estos automóviles eran usados, con varios años de antigüedad, a punto de ser considerados chatarra para los estándares estadounidenses, además de no cumplir con las normas de control de emisión de contaminantes. Por otro lado, representan un riesgo debido a que, al no estar debidamente registrados, son los preferidos por criminales para cometer delitos.

Por otro lado, el efecto tangible para la industria automotriz en ese entonces, de acuerdo con el reporte del CESOP, fue que el mercado interno y para exportación sufrió una disminución debido a que fue necesario ajustar estos niveles de acuerdo a que la demanda había disminuido. Los cálculos estiman que hubo una disminución en la producción anual aproximada del 18%, entre los años 2000 y 2003, de 1,889,486 unidades a 1,540,565 respectivamente.

¿La legalización de este tipo de automóviles fue decisiva en los resultados o hubo otros factores en juego?

La historia se repite

Llamados “autos chuecos” o “autos chocolate”, de modelos no disponibles en el país, son vendidos a un precio mucho menor que sus contrapartes de distribuidoras de marca. Sin papeles oficiales, con deficiencias mecánicas, algunas muy serias, y un promedio de vida útil bastante limitado, se han convertido en una alternativa de transporte para un sector socioeconómico específico: aquel que no cuenta con las facilidades de financiamiento para adquirir un automóvil nuevo. En el año 2005 en particular, impulsado por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, se calcula que pudieron haber entrado al país más de un millón de autos, aunque por no existir una regulación adecuada esta cifra pudo ser mayor. Desde entonces y a la fecha no se sabe exactamente el número de unidades que circulan bajo estas condiciones, las cuales pueden estar en el orden de los cientos de miles. Se menciona que el incremento en el número de estos automóviles durante la primera década del siglo XXI tuvo impacto en la venta de autos, aunque por entonces quizá el verdadero golpe lo asestó la crisis económica mundial de 2008-2009. La situación financiera internacional, afectada por la crisis de las hipotecas de baja calidad en EEUU, afectó la economía mexicana, en particular las exportaciones, incidiendo en la producción industrial y manufacturera de los estados del norte de México.

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Después la recuperación fue lenta pero constante. Sin embargo, en 2012 la caída de la economía europea y bancaria mundial, aunado a la recesión en EEUU y la desaceleración de la economía en China, tuvieron efectos adversos. La desconfianza y el endeudamiento de los consumidores se vieron reflejados en la disminución de compra de vehículos nuevos. La recuperación se vería manifestada a partir del segundo cuarto de 2014, con un punto álgido en 2017, con arriba de 1 millón 600 mil unidades vendidas en un solo año. Tras este periodo vendrían etapas de ajustes en el mercado, con tendencia a la baja en 2019. Ya sabemos lo que pasó en 2020. Ahora, los efectos de la crisis mundial se ven con una nueva iniciativa para legalizar autos extranjeros. De acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Distribuidoras de Automóviles (AMDA), citada por el periódico El Financiero, hasta agosto de este año se importaron 35.7% más autos usados en comparación al mismo periodo en 2020, para dar un cálculo de alrededor de 106,502 unidades. Esta cifra no alcanza sin embargo la marca histórica del año 2011, en el que se tiene conteo de hasta 429,000 unidades irregulares importadas, o que en el 2013 y 2014, con 425,000 y 361,000 automóviles respectivamente. 

Aquí la gran duda será el impacto real que tendría en este año, si bien se sabe que el precio y la calidad entre autos usados importados y los autos nuevos son diametralmente opuestos. ¿Los clientes con el suficiente poder adquisitivo preferirán un “auto chocolate”? ¿El negocio de autos seminuevos será el más beneficiado? 

Aquí viene entonces un reto, pues como vendedores conviene estar al día, saber cuáles son las diferencias entre la oferta comercial que viene y el comportamiento del consumidor.   

Septiembre Negro

De acuerdo con información presentada por el Instituto Nacional de Geografía Estadística e Informática (INEGI), durante el pasado mes de septiembre se vendieron 76,930 automóviles en México, es decir 1.1% menos en comparación con el mismo periodo en 2020. Si bien la recuperación es lenta, este septiembre fue uno de los más difíciles dentro del sector en la última década. Por su parte, en cuanto a la producción de autos en el país, en el mismo mes se reportaron 208,092 vehículos salidos de fábrica, aproximadamente 103,882 unidades por debajo del 2020 durante el mismo periodo. De esta manera, el último cuarto del año será decisivo para la industria.

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